Resumen
La memoria colectiva, es decir, las versiones del pasado que se transmiten de generación en generación a través de diferentes recursos simbólicos, posibilita que las personas den sentido a las relaciones sociales en el presente. Los grupos sociales y, particularmente los Estados nacionales construyen representaciones sociales y narrativas históricas cuyo propósito es explicar y justificar sus acciones o su inacción en procesos conflictivos del pasado. Tales narrativas definen los derechos y deberes de las partes involucradas en tales procesos históricos pueden legitimar o negar los reclamos de reparaciones de injusticias históricas en el presente. Así, las personas recuerdan a través de los contenidos arraigados en la memoria prescribiendo sus comportamientos y sentimientos, como por ejemplo en su disposición a luchar en un conflicto armado, o en el reconocimiento de injusticias sociales. Por lo tanto, se trata de un concepto central para comprender cómo los individuos recuerdan un pasado que no vivieron personalmente, que incluso puede haber existido mucho antes que ellos, y las consecuencias que esas memorias tienen en las relaciones entre los grupos sociales en el presente. Considerar la memoria colectiva también permite explicar fenómenos como el olvido colectivo de ciertos procesos sociales. Además, la memoria colectiva se construye, mantiene y transmite, transformando los elementos materiales del entorno urbano en objetos con funciones conmemorativas. Tales objetos actúan como estructuras significantes que encapsulan los contenidos de la memoria colectiva y situándola en el contexto de los escenarios de la vida cotidiana.
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